persistirás en ellas, viva y en el tiempo,
mientras voy muriendo en el silencio.
Y te escribo... y te hablo cada día,
con la esperanza puesta en tu regreso.
Lloraré cuando te vea con tu frescura,
altanera, dominante, presumida...
paseando descarada por mis versos.
Buscaré tu rostro en mis palabras
y tus manos enredadas por mi cuerpo
y tus ojos chispeantes de alegría,
pendiente siempre de mis gestos.
Tus caricias, tus palabras y tus besos,
tu sonrisa... la tortura de mi tiempo,
martiriza mi cabeza cada noche
y ya solo me alimenta tu recuerdo.
Autor.- José L. Pérez Ballesteros
Foto.- Licencia fotolia
Y te escribo... y te hablo cada día,
con la esperanza puesta en tu regreso.
Lloraré cuando te vea con tu frescura,
altanera, dominante, presumida...
paseando descarada por mis versos.
Buscaré tu rostro en mis palabras
y tus manos enredadas por mi cuerpo
y tus ojos chispeantes de alegría,
pendiente siempre de mis gestos.
Tus caricias, tus palabras y tus besos,
tu sonrisa... la tortura de mi tiempo,
martiriza mi cabeza cada noche
y ya solo me alimenta tu recuerdo.
Autor.- José L. Pérez Ballesteros
Foto.- Licencia fotolia
Hecho desde la poesía que sólo concede el amor y el deseo en el corazón sensible de aquellos que a menudo lo esconden.
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