Embrujo

Primero hicimos el amor con nuestros ojos,

con un Martini aguado y ya caliente de por medio

sexo tántrico fingido, sin tocarnos lo llamamos

el ambiente alrededor más que repleto de misterio.

Y ninguno de los dos retuvo la otra mano...

no nos ha salido bien aquel bonito experimento,

no podemos ya volver a aquel lugar sin ofendernos

aquel garito hindú de aquella esquina, pudoroso,

"a huevo" dispusieron el mantel con las faldillas

de las mesas, brasero ardiente en pleno invierno.

Y tuvimos presto que acudir a un sitio más discreto

a terminar aquello que empezamos como un cuento:

de una dama inquieta, sedienta, mojada y ya dispuesta

y de un lancero hidalgo, ya rearmado y fino caballero.

He caído ya en la trampa de tus ojos, sin remedio,

engullido en el embrujo de tus besos que me asedian,

embriagado con tu aroma, esencia de hembra en celo,

devorado como un niño en tu presencia, como un lelo

abandonado ya hace tiempo a tu suerte, mi existencia,

 embelesado en tus palabras y aturdido con tu cuerpo,

dependiente enfermo de las caricias sabias de tus manos,

atrapado en tu entrepierna y cobijado entre tus pechos.

Magia cuántica llamaste tú a aquel extraño misterio

y polvo de estrellas... y congregación del universo...

alineación de los planetas mas allá de nuestro tiempo.

Yo lo llamo embrujo divino que me has dejado por dentro.

Polvo de estrellas también... de los aquí... de los buenos.

 Autor.- José L. Pérez Ballesteros